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29 junio 2009

PROTECCIÓN A LA MUJER EMBARAZADA

proteccion a la mujer embarazada

El Gobierno Valenciano ha presentado y aprobado, gracias a su mayoría parlamentaria en Las Cortes Valencianas, un proyecto de ley que protegerá a la mujer embarazada. Ello, gracias a una propuesta del Partido Popular pocos días después de que la judicatura valenciana haya fallado que el PSOE de la calle de Blanquerías ha actuado con mala fe y manifiesta temeridad al acusar a Francisco Camps por el caso Gürtel, ramificado a Valencia, de unos hechos sólo existentes en su tan interesada como calenturienta actitud. Actitud que ha tenido el justo castigo en sus últimos resultados electorales, castigo ganado a pulso por ellos mismos, a la vez que han traspasado el umbral del ridículo, camino a lo más profundo del pozo al que irremediablemente se dirigen.

¿Llevará este fallo judicial al PSOE valenciano a su punto y final de tan mezquina actitud?

Pero lo que me congratula y me hace creer en la buena voluntad del ser humano, y especialmente de la clase política, es observar por vez primera, la firme decisión de proteger a la mujer embarazada evitando que por una u otra causa se vea en el trance de terminar con una vida humana, que siendo ajena a la suya, tiene más que nadie la obligación de salvaguardar. Una ley autonómica que estoy seguro y que con el tiempo, extenderá su ámbito a toda España.

Hacía falta de una vez por todas, una auténtica ley progresista que se ocupara de los casos en que la mujer se viera necesitada de ayuda, que salvo en los casos contemplados por la actual ley que despenaliza al acto criminal y que autoriza a una solución trágica y violenta en los supuestos de necesidad, pueda aquella gozar del favor por parte de los poderes públicos permitiéndole dar luz al ser que lleva en su vientre con el apoyo que necesite.

El machismo, en su aspecto de nuevo cuño, transmite hacia la mujer su propia irresponsabilidad y la enmascara con la toga del derecho, reto que acepta la mujer como si del mejor de los trofeos se tratase. La sumisión del esclavo en los umbrales de un nuevo siglo no hace más que dar autenticidad a su persistencia, con una u otra cara.

Pocas veces la mujer aceptó con mayor resignación salpimentada de euforia y con redimida conciencia los designios del culto a lo fácil. Con la aceptación añadida en la ausencia de cualquier tipo de sacrificio y convencida de que el sendero del progreso que se le ofrece no es el del engaño, el de los hoyos ocultos y lleno de hierbajos hirientes, por cuya maleza se le invita a pasear en un camino al que pomposamente se le sugiere y del que por sus vistas de normalidad le dicen podrá olvidar; y ella se lo cree. ¡Ah el progreso!

Pero en su circuito histórico, el avance social es imparable y la mentira tiene su final, como tantas veces hemos visto en el pasado siglo de paraísos inexistentes. Siempre habrá un juez, pese a los avatares que sufre en la actualidad el más débil de los poderes, que acuse del engaño de haber actuado de mala fe y manifiesta temeridad a quienes visten de progreso lo que no es más que un vil asesinato.

Y con las tablas de la ley en la mano. No con las de Moisés.

23 junio 2009

LAS MEDIAS Y LOS DERECHOS EN LA “ERA ZAPATERO”

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Dándole vueltas al asunto, aún no tengo claro a qué clase de media se refería el Presidente Zapatero cuando en ocasión de la inauguración, hace unos días, de la nueva terminal aérea de Barcelona y con la muy sabia intención de agradar aún más al personal allí asistente, anunció eufórico, que la cantidad de euros a recibir por la Generalitat Catalana en la nueva financiación autonómica, estaría por encima de la media española. Y lo dijo sin rubor, pero sí con descaro y por supuesto sin decoro.

Ahora bien, ignoro si se refería a la media aritmética, la más sencilla y fácil de entender, la más electoral también y dispuesta al mayor recaudo de votos en las urnas. Porque si se refería a la geométrica, ésa es algo más complicada, aunque por la facilidad en tirar de ella para el mejor jeroglífico, igual sea la que más le convenga. A Zapatero me refiero.

Luego está la ponderada que es quizá la que más le gusta por lo que se presta al tejemaneje, afición de su agrado. O la proporcional, que igual también le gusta porque se adapta en cualquier instante y con mayor elasticidad cambiando cualquier concepto.

Digo yo, que aunque sean demasiadas las medias existentes y como fuere la forma en que se apliquen, lo que queda claro es que si hay quienes reciben por arriba de ellas, es, y bien claro está, a consta de a quienes les llegue la media por debajo de su falda.

Y ahí es, donde el Presidente del Gobierno, que más que de todos es de él sólo, debiera dejar bien claro con cuál de las restante Comunidades va a jugar y bailar con la intención de darles gustirrinín. Y si es una, o lo serán varias las Comunidades afectadas. Seguro estoy qué con las más pequeñas, las más necesitadas.

¿Por qué no lo dice igual de claro y con la misma contundencia en ocasión de algún acto inaugural a las Comunidades que les afecte?

- Ejem… mirad, ciudadanos, miren Vds señores. En esta ocasión sois vosotros los que vais a recibir por debajo de la media, que os aseguro… será la ponderada.

Algo así debiera anunciar Zapatero, porque a excepción de Cataluña que ya sabe que lo estará por arriba, aún nadie, de las demás autonomías, sabe quién quedara por debajo.

Estamos en los tiempos de la manipulación acostumbrada. Y entre el asunto de las medias, que si aritmética, que si geométrica o que si ponderada, todo en virtud a unos derechos de igualdad que otorga la Constitución, vemos, sin embargo, que ese derecho se ignora.

No así al del aborto, que ahora resulta que si antes era un “acto progresista”, ahora resulta que es un “derecho”. ¡Toma ya!. De un acto penal, ahora, ¡ésta es la última! quiere pasarlo a un “derecho constitucional”. Ahí es nada. Y por eso, machaconamente y en la red mediática de mamporreros que les sirve, está presentando al aborto como un nuevo DERECHO de la era Zapatero.

Aquí ya no hay supuestos que valgan, ni razones que aduzcan a tan trágica y violenta solución. Y la rueca de la manipulación y el engaño sigue su curso calando subrepticiamente. A cuyo logro traza el camino de la cuesta abajo, el de sin esfuerzos y con el culto a lo fácil, tanto en la docencia y sus permitidos suspensos al paso de curso -igualmente con derecho a ellos- donde al menos se debería de explicar bien eso de las diferente clases de “medias”.

Que si aritmética, geométrica o ponderada. Eso sí: todas con DERECHO.

16 junio 2009

DÍA 15: PUNTO Y FINAL A UN VIAJE DIFICIL DE OLVIDAR.

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Alejados ya de Vitoria y antes de abandonar la Rioja Alavesa entramos en Haro. Ciudad monumental en lo artístico y en lo enológico, posee magnificas bodegas y tiendas de vinos en las que no faltan los productos envasados de la zona de los que hicimos una pequeña compra.

Recorrimos su centro histórico, visitando la Iglesia de Santo Tomas, la plaza Mayor y sus alrededores buscando sus bellos portalones esparcidos por el casco antiguo.

La hora de comer nos llevó a Calamocha, que al saber de su famoso matadero municipal, hicimos parada para degustar su carne, que como sabíamos, no nos iba a defraudar.

Avanzada la tarde llegamos a Valencia, después de disfrutar de un viaje conociendo un trozo de las tres provincias vascongadas, disfrutando de sus paisajes, de sus verdes tonos, de sus paseos junto al mar y de una rica gastronomía envidia en el mundo entero.

DÍA 14: EL REFRENDO DE LA TERCERA CATEDRAL DE VITORIA: “EL PORTALÓN”.

dia 14 VITORIA

Domingo del Corpus y nuestro último día en Vitoria en el que no ha faltado el recuerdo a la fiesta procesional de este día en mi ciudad de Valencia de la que estarán gozando mis paisanos. Y con la añoranza por la privación de mi asistencia a la “Degolla” en su acto matinal.

Domingo pues de desayunar tranquilo y sin prisas que hemos aprovechado para conocer una pequeña ruta cercana a Vitoria, visitando varios poblados. Nos hemos recreado en Zalduondo con su Palacio de Lazarraga, hoy museo etnológico de blasonada fachada y una esbelta iglesia a la que llegamos una vez acabada una actuación coral, pérdida que lamentamos.

Aprovechamos la ocasión para fotografiar sus campos de verde cereal en los que ya aparecen los tonos dorados en sus espigas mecidas por el viento que las acaricia recorriendo la comarca conocida como “Cuadrilla de Salvatierra”.

Hicimos una corta parada en Salvatierra, su capital, para guardar en la maquina digital unas bellas panorámicas de la ciudad, capital de la comarca y de gran importancia histórica desde su época medieval, con su nombre de rico abolengo. Aprovechamos la estancia para tomar como pequeño aperitivo “un salobreña “ (mosto en el que se recrea un sabor dulce y seco a la vez) y un pincho caliente ya de camino a Vitoria al encuentro de la hora de comer.

La decisión estaba tomada y volver al Portalón era inevitable. Situado a los pies de la “catedral vieja”, la de Santa María, tiene la zona el inconveniente de su aparcamiento. Dificultad en la que no pensaba y más aún por ser día de domingo, viéndome obligado a dar vueltas y más vueltas por sus calles hasta dar con un conductor caritativo en solucionar mi problema, pero inconsciente de ello al dejarme un hueco donde aparcar cuando él levantaba su vuelo. Casi una hora en el empeño de buscar un hueco donde dejar el coche, situación agravada ante la ausencia de aparcamiento público en una zona de la ciudad de la que nacen sus calles empinadas hacia su centro histórico y medieval.

Nuestra segunda visita al Portalón nos hizo abundar más en la creencia de su carácter catedralicio como tercera sede “monumental” donde alimentar no sólo el cuerpo, sino también el alma, a cuya dedicación nos debemos.

Es innecesario entrar en los ritos que se albergan en la antigua casa de postas, simplemente dejar constancia de la importancia que merece su visita y disfrutar de las excelencias que se ofrecen en sus salones sujetos por vigas de robles, antiguo albergue del viajero y descanso de sus caballerías en los bajos del Portalón. Abundando en su carta, como es lógico y natural, elegimos otros platos igual de suculentos, y diría hasta gloriosos. ¡Ah la cocina vasca!

El resto de la tarde la pasamos en el Parador, ya a la espera del siguiente día y el momento de la marcha para abandonar los enamoradizos paisajes de las tres provincias vascongadas.

DÍA 13: PASEANDO POR VITORIA AL ENCUENTRO DE SU TERCERA CATEDRAL.

dia 13 vitoria

Nuestros dos últimos días los aprovechamos para conocer con mayor detalle la ciudad de Vitoria. Visitamos el interior de la “catedral nueva”, la de María Inmaculada que comenzada su construcción en 1907 no se terminó hasta la década de los años 60. De estilo neogótico destaca en la actualidad en su interior y por su girola, el Museo Diocesano con la mejor imaginería de toda la provincia, así como su rica orfebrería y trabajados retablos.

Paseamos por la Avenida de Fray Francisco de Vitoria, el catedrático de la Universidad de Salamanca y autor del Derecho de Indias, lugar de magníficos edificios privados y emplazamiento de Ajuria Enea, la residencia del lendakari de la Comunidad Vasca.

Vitoria es una ciudad rodeada de bellos jardines, su “anillo verde”, entre los que destaca el Parque de La Florida, auténtico museo botánico de árboles centenarios con su bello kiosco musical y diversas esculturas como la de Ignacio de Aldecoa, literato vitoriano del pasado siglo, y el monumento dedicado a Eduardo Dato, que aunque nacido en La Coruña, fue Diputado por Vitoria y Presidente del Gobierno en cuyo recuerdo una de las calles más importante de la ciudad lleva su nombre.

Comimos en el Portalón, casa de postas del siglo XV y actual “tercera catedral de Vitoria”. Construido por ladrillos de barro cocido, sustentan las vigas de madera vieja con una rica colección de platos de cerámica española y una gran variedad de enseres domésticos sobre los anaqueles que decoran su interior.

El Portalón es la entrada a la buena mesa, y su zaguán, el camino a la sorpresa de unos platos esmerados desde la exquisitez en beneficio del comensal que asiste al rito de gozar de la mejor gastronomía ofrecida en sus vetustos salones, donde el restaurador recrea sus manos en la excelencia de los mejores productos que dan fama a la cocina vasca.

Disfrutamos de sus croquetitas del Portalón, un rico surtido de variados sabores elaboradas con huevo, queso, espinacas y morcilla. Al igual que unas almejas a la marinera y suave salsa cogida en su punto, unos chipirones en su tinta deliciosos y su cochinillo asado, una más de las especialidades del Portalón, crujiente y sabroso.

La tarde, en un cambio brusco de su temperatura, nos ofreció un calor bochornoso tan alejado de la agradable temperatura que habíamos disfrutado durante toda la semana, por lo que retornamos al Parador donde descansar a la espera del anochecer y ver de noche la ciudad, con su población volcada en las calles con aire festivo.

DÍA 12: SAN SEBASTIÁN, LA PERLA DEL CANTÁBRICO

Donosti

 En poco más de una hora llegamos a San Sebastián, Donosti para los lugareños y capital de Guipúzcoa. La bella ciudad cantábrica merecedora de los mejores calificativos a cuyo alcance con seguridad se queda corto quienquiera que la visite.

Supimos en nuestro recorrido por San Sebastián de su playas, con la de La Concha distinguida y elegante, al igual que la de Ondarreta con el Palacio de Miramar cercano y la de Zurriola, la más pequeña pero con delicioso encanto. Contemplamos desde el paseo la belleza de los montes de Igeldo y el Urgull, con la isla de Santa Clara al medio y paseamos sus calles en torno a la Catedral del Buen Pastor de alta presencia aguja al cielo. Disfrutamos de la tarde paseando por su casco viejo en el que destaca la plaza de la Constitución, con su antigua Casa Consistorial, plaza de planta rectangular con numerosos balcones de tres alturas en cuyos dinteles perdura la numeración de cuando se convertían en palcos alquilados para presenciar en sus tardes decimonónicas la fiesta taurina. Sin olvidar en nuestro recorrido el Bulevard y la plaza de Oquendo, la del famoso almirante español flanqueada por el Hotel María Cristina en recuerdo de la madre de Alfonso XIII y el Teatro Victoria Eugenia, la esposa del monarca, junto al rio de Uromea. Cruzando el puente del Kursal con un moderno Palacio de Congresos en su misma desembocadura, conocimos el barrio de Gross con sus casas emblemáticas en la ribera del rio.

Destaca pues en San Sebastián todo su conjunto, armonioso y generoso de luz en nuestro afortunado día de visita, que convierte a la bella donosti en la auténtica joya de las vascongadas, sin olvidar su robusto Ayuntamiento junto al Club Náutico y la gente tomando el sol cuando la marea está baja en una jornada tan esplendida como inolvidable.

Aprovechamos muy bien el día viendo todas estas maravillas, bien caminando o bien a bordo del bus turístico que nos permitió conocer de una punta a otra lo más bello de la ciudad.

Comimos en el Urepel, una más de las delicias –dicho de forma oportuna- de San Sebastián, donde las famosas sopas y cremas de pescado, el txangurro y su carne, nos hicieron gozar de la mesa de un restaurante recomendado junto al casco viejo, donde bajando la comida, pasamos la tarde.

De vuelta al Bulevar, lugar que aprovechamos para unas pequeñas compras y donde teníamos aparcado el coche, retornamos a Vitoria con la satisfacción de haber conocido en uno más de sus bellos piropos a “la bella Easo”, nombre en recuerdo de la antigua ciudad romana situada junto a la playa norteña.

DÍA 11: ORDUÑA Y EL VALLE DE AYALA

el valle de ayala

La ruta elegida para un día que seguía presentándose nublado correspondió a la del Valle de Ayala, fijando en nuestra hoja de ruta como puntos a conocer la ciudad de Orduña, la visita al conjunto monumental de Quejana y, finalmente, la villa de Artziniega. Y ya de regreso por el mismo camino y debido a la prescripción de una tarde de cielo ya despejado, dejamos para ella el ascenso al puerto de Orduña y llegar hasta el salto del Nervión, lugar de su nacimiento desde donde el rio conduce sus aguas hasta el Cantábrico, configurando en su desembocadura la Ría de Bilbao. Núcleo industrial de enorme vitalidad para la ciudad en otra época, y actualmente de gran atractivo turístico. Especialmente, por los cambios producidos al paso de la ría por el centro del la ciudad que lo cruza.

En nuestra primera parada de Orduña disfrutamos de su Plaza Mayor que luce espectacular gracias a su Casa Consistorial y la Aduana -en la actualidad hotel y balneario- y la fachada de la Iglesia de San Juan, con doble espadaña y su cigüeña en lo alto vigilando la plaza. Finalizamos nuestra estancia en tan bella ciudad con un recorrido por uno de sus laterales contemplando la muralla.

Nuestra siguiente parada fue la de Quejana, cuya basílica alberga los sepulcros de Fernán Pérez de Ayala y de su esposa Maria Sarmiento, fallecidos en el siglo XV. El Palacio de Don Fernán es la gran atalaya que domina todo el Valle, rico en sus avatares históricos en torno a Castilla y con su firme decisión a favor de los Trastámara cuya eficaz contribución fue reconocida por los Reyes Católicos. Lugar de estancia dominica hasta hace muy pocos años, destaca en el conjunto la Iglesia de San Juan Bautista junto al Convento del siglo XIV construido por el padre del Canciller Pérez de Ayala. Unida a ambos, la Casa-Torre del Canciller, fortaleza rectangular cuyas almenas las cubre un tejado a cuatro aguas. En la actualidad, una documentada exposición muestra al visitante la historia del famoso canciller y su descendencia, entre las que destacó Pere López de Ayala merced a su obra literaria que allí se expone.

Dirigimos nuestra ruta a Artziniega, una villa medieval fundada por Alfonso X el Sabio de gran importancia por ser lugar estratégico en su ruta hacia los puertos de Cantabria y Bilbao. Posee la villa un centro histórico muy cuidado, y en su Iglesia gótica llaman la atención en su pórtico de entrada unas pinturas de imágenes que decoran sus bóvedas.

Del siglo XVI destaca en la villa la Torre de Ayala, hoy convertida en un hotel donde hicimos mesa y mantel saboreando la cocina vasca con un bacalao al pil pil, después de unos generosos y variados entrantes ayudados por un buen vino riojano.

De regreso a Orduña ascendimos su puerto para desde la cumbre gozar de un espectacular paisaje. Próximo, se encuentra el nacimiento del Nervión donde forma una cascada que para llegar a su encuentro es necesario hacerlo a pie, por lo que satisfechos con la vista desde un alto mirador, renunciamos a ello por impedimentos físicos perdiendo la oportunidad de gozar aún más del paisaje.

Eran ya las últimas horas de la tarde cuando llegamos al Parador, dando por finalizado un día en el que conocimos un rincón más de la bella provincia alavesa.

Día 10, visitando Bilbao, la capital vizcaína.

dia 10 bilbao

 Había amanecido entre claros y nubes, y desde el Parador, enfilamos la autopista vía Bilbao para además de la capital, visitar el Museo Guggenheim cuyo diseño vanguardista ha cambiado de forma radical el aspecto de la ciudad en torno a su ría por la zona del Arenal, con sus nuevos puentes que la cruzan. La Universidad de Deusto enfrente, a la otra parte de la ría, da a la zona su aporte cultural de siempre, como contrapunto a la moderna y ajardinada en torno al Museo en las que destacan dos grandes esculturas: Mamá araña y el “Puppy”, un perro de doce metros de altura y vestido de flores ante la entrada al Museo, y a cuyos pies de cada uno de ellas, la foto es inevitable. Al igual que en todo el entorno, que con sus vías dan paso a una red de tranvías, moderna y ecológica, que comunica los barrios extremos de la ciudad.

Cruzamos la ría por el puente de Calatrava, con su diseño singular existente en muchas ciudades y por ello ya universal. Por el Paseo del Arenal llegamos al Ayuntamiento y más adelante a la Iglesia barroca de San Nicolás, que junto al Teatro eclético de Arriaga, son el punto de entrada al casco viejo de Bilbao con su Catedral de Santiago y el Mercado de la Ribera de próxima restauración, uno de los más grandes de Europa.

Llegada la hora de comer, lo hicimos en Kikara. Un restaurante próximo a la Gran Vía de moderno diseño y muy buenos productos, con un excelente rodaballo y una carne de rico sabor, productos elaborados con gusto y que nos hicieron disfrutar de una mesa gentilmente atendida, por supuesto, tras unos entrantes propios de la rica cocina vasca.

Por la tarde, que teníamos previsto conocer algo más de la ciudad en su bus turístico, tuvimos la mala suerte de que por culpa de una avería no pudiéramos cumplir con nuestro deseo, trasladándonos al casco viejo con el tranvía de forma tan cómoda como rápida.

El día no daba para más, y a media tarde emprendimos la ruta de regreso a nuestro cuartel de Vitoria para descansar y reponer fuerzas para la siguiente jornada que íbamos a dedicar a conocer con más detalle la provincia de Álava, con sus diferentes Parques Naturales, o al menos, alguno de ellos.

Día 9: El Parque de Valderejo y un paseo por Vitoria.

El parque de valderejo y Vitoria En un corto recorrido, pero bien aprovechado, hemos conocido el Parque Natural de Valderejo llegando hasta él a través de valles alfombrados de lustrosos cereales cuyas espigas de trigo, avena y centeno se mecían merced a una suave brisa creando paisajes de verdes tonos, encontrando a nuestro paso pequeños caseríos escasos de vida pero de muy cuidadas casas, llamadas la mayoría a lugar de veraneo en los periodos de vacaciones, o en los cortos fines de semana.

Digno de ver en Villanañe, el Palacio de los Varona del siglo XIV de magnifica restauración con su barbacana almenada, sus muros con saeteras y un foso de agua repleto, donde una legión de peces alegran el paso de quienes a ellos se acercan. Situado en un pequeño cerro que más parece un isla en el centro de un mar de cereal, a sus habitantes se le conoce con el nombre de “callaranas”, por la antigua costumbre de verse obligados a silenciar a las ranas mientras dormían sus señores. En el cercano y pequeño poblado de Villanueva de Valdegovia, municipio al que pertenece el castillo, comimos en una “batzoki” (lugar de encuentro de los seguidores del PNV), lugar sencillo de presencia, pero con la credencial de un sabroso chuletón de buey guarnecido de patatas de la zona que gozan de fama justificada y un sabroso arroz con conejo cocinado con maestría.

Dignas de ver, ya de regreso, las Salinas de Añana, convertidas en Monumento Histórico e inmersas en un plan de restauración al menos en una parte de ellas, y que situadas formando un semicircular y amplio graderío, muestran una panorámica de singular belleza envejecida por el tiempo.

Famosas desde su fundación por los reyes castellanos en el siglo XII, han estado funcionando hasta mediados del XX. Eran la salinas uno de los puntos de mayor actividad en toda la Corona  con una producción de 3000 tn/año, cuando la sal era el oro blanco por su vital importancia para la conservación de la carne.

Después de un breve reposo en el Parador de Argómaniz, fuimos a conocer la “catedral vieja” de Vitoria, la de Santa María, en la actualidad en fase de restauración pero con la suerte de poder asistir en su Capilla Mayor a una recreación virtual desde su inicio en 1645, y que gracias a una tecnología muy avanzada tuvimos cumplida información de su policromía a través de los siglos, conocida rasgando por manos expertas en sus paredes, en su bóveda y plementerías y demás grupos escultóricos, hasta descubrir su diversos tonos existentes desde su creación y que fueron modificándose por las costumbres pictóricas de cada momento.

Habíamos llegado a la vieja catedral ascendiendo por una escalera mecánica de diversos tramos que asciende por el Cantón de la Soledad. Tras plácido ascenso, llegamos a la parte más alta de la zona medieval muy bien conservada y rica en sus ofertas culturales, destacando, además de la citada Catedral, el Museo Fournier o el de Ciencias Naturales, con su magnífico torreón y la presencia de un tramo de la vieja muralla, esplendida en su conservación.

Ya atardecía y completamos el día bajando por sus calles recoletas y escalonadas, embellecidas de portales blasonados y de rica imaginería. Finalmente y como la noche anterior, igualmente acudimos a la zona de tabernas para seguir disfrutando con sus elaborados pinchos y rico clarete. Finalmente, llegó la hora del cumplido descanso, a lo que nos dedicamos con decidida atención.

NUESTRO VIAJE A LAS TRES CAPITALES VASCONGADAS

dia 8

DIA 8 EN VITORIA

El buen tiempo y una excelente comunicación hacia nuestro punto de destino bastaron para que el traslado a la capital alavesa resultara un camino rápido, tranquilo y sin ningún tipo de contratiempo en un afortunado trayecto que tanto satisface al viajero.

De tal guisa, que cuando llegamos al Parador de Argómaniz, muy próximo a Vitoria, el deseo de un pequeño descanso antes de pasar al comedor fue innecesario, espacio de tiempo que aprovechamos para visitar sus instalaciones recientemente inauguradas después de más de dos años inmersos en una esmerada restauración. Este antiguo Palacio fue residencia por unos días de Napoleón Bonaparte en aquellos para él fatídicos del desastre de la Batalla de Vitoria, cuyo resultado obligó al Emperador abandonar a España, olvidándola para siempre.

Después pasamos al comedor con el deseo hambriento de averiguar la cocina regional que su carta ofrece. Carta que nos pareció algo corta, pero que al menos y como siempre sucede en la red de Paradores, nos fue servida con gran profesionalidad y deseos de satisfacer a quienes acuden a su mesa. Y tras una breve siesta fuimos a conocer la capital de la región alavesa, sede del Parlamento Vasco, lugar de residencia del Presidente de Gobierno de la Comunidad Autónoma Vasca, popularmente conocido como el Lendakari, con su Plaza de la Virgen Blanca, amplia y llena de vida, al igual que la de España, ambas juntas, ésta de preciosos soportales y su Casa Consistorial que la preside.

Vitoria es una ciudad vascongada de gran personalidad con el orgullo añadido al disfrutar de su apellido, Gasteiz, en recuerdo de su colina donde nació la ciudad, hoy convertida en su centro histórico y de corte medieval; ciudad que resulta muy grata al visitante que por primera vez acude a su encuentro. Cuando aparqué mi coche bajo la “catedral nueva”, en un parking estratégicamente situado, su porte majestuoso me había deslumbrado minutos antes al entrar en el aparcamiento, y pese a los buenos anuncios de la ciudad, ni por asomo intuía la sensación de la que iba a disfrutar una vez descubierta por su belleza tan singular, sensación que fue en aumento ante la cercana plaza de la Virgen Blanca con su panorámica única de fachadas centenarias mantenidas con orgullo, en las que destacan sus balcones y esquinas acristalados y el recuerdo que nos vino de inmediato del popular personaje de Don Celedón, principalmente, por la particular forma del inicio de la fiesta más querida de la ciudad, cuando deslizándose su muñeco desde la balconada de la Virgen Blanca, cruza a lo largo de toda la plaza portando su paraguas ante el bullicio popular que la llena. Plaza, que en lo alto, muestra la imagen de su Virgen Blanca en bella hornacina y dominando desde los dos pórticos de entrada a la Iglesia de San Miguel.

Completamos el día visitando la calle de Eduardo Dato, la más importante de la ciudad y de gran actividad comercial, como las que la rodean, con sus pinchos en los que rivaliza el buen producto, su cuidada presentación, su elaboración esmerada y la riqueza de su variedad, en una costumbre gastronómica sana, divertida y bullanguera.

08 junio 2009

JORGE ALARTE, UN NUEVO “RETOR”

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El “líder” de los socialistas valencianos Jorge Alarte, con su voz y airecillo de ”retor tridentino”, a dicho una vez conocidos los resultados electorales en la Comunidad Valenciana y en sus tres provincias, además de los de toda España en las Elecciones Europeas, que ellos van a seguir con su misma actitud.

Ha puntualizado, sin que la cara se le cayera de vergüenza, que el Partido Popular debiera mirar su pérdida de trescientos mil votos en estas elecciones, en una más de sus constantes manipulaciones, así como de las manifiestas mentiras que tanto alimentan su sangre.

Imagino, junto a la cara de satisfacción del Partido Popular por este resultado, la del deseo de que durante muchos años sigan al frente del PSOE del “país valenciano”, no sólo su nuevo “retor”, sino también el tarambana de Ángel Luna, como también la actitud que les ha llevado no sólo al ridículo, sino al mayor de ellos que imaginar se puedan.

06 junio 2009

RUMBO A MARACAIBO

cahcorro Abriendo aguas navegaba el pequeño pero veloz barco con su panza repleta de ricos botines logrados tras cruentos abordajes, saqueados a todo aquel navío que hubiera osado ir por las aguas del Caribe cruzando su camino. Un puerto, Maracaibo, con abundantes tabernas, era el lugar donde celebrarlo, y más, si cabe, cuando sus gaznates secos por el salitre les hacía soñar con el ron a mares que allí les esperaba, anhelado por una tripulación enloquecida.

Nadie me llamaba a bordo por mi nombre de pila, pues debido a mis pocos años era conocido como “el Cachorro”. A gritos era requerido de forma constante para cualquier tipo de trabajo, con la única recompensa de una buena paliza entre grandes risotadas. Tanto en las horas de calma, quietos sobre el mar, como en las de fuerte viento, que hinchadas las velas, corríamos ligero mientras los crujidos de todo el velamen parecían romper la corbeta sin que nadie temiera por ella.

Y fue al acercarme al tonel de agua junto a la popa cuando vi el brillo de una daga en su hondo. El sol estaba en lo alto y de uno de sus rayos salió el destello de su hoja afilada. Sin dudarlo, aproveché la ocasión y logré hacerme dueño de un arma que hasta entonces sólo me daban en los momentos de abordaje: más para matar, que para defender mi vida.

Una patada en mi espalda me despertó y lo primero que hice fue echar mano a mi faja. Y allí estaba, no había sido un sueño; asombrado, conseguí ocultarla sin que ninguno de los dos piratas se diera cuenta de su filo.

El viento había cesado, la calma era absoluta y la tripulación dormía en la cubierta agotada sus fuerzas. El Capitán descansaba en su camarote, el timonel lo hacía con su cabeza incrustada entre los radios de la rueda y del vigía en lo alto del palo mayor, sólo llegaban sus ronquidos tal era el silencio a bordo de la nave.

No lo dudé ni un instante, y sacando mi daga de forma decidida ante los confiados piratas, en un santiamén, me deshice de ambos rompiendo sus corazones de sendas cuchilladas; lo que aumentó mi autoestima y afán de venganza.

Hice lo mismo con toda la tripulación, gracias a mi destreza y arrojo. Pero el fuerte vozarrón del capitán pirata y un puñetazo en mi cabeza, volvió a despejarme de la ensoñación.

-¡Qué haces truhán, todo el mundo a lo suyo y tu ahí tumbado. ¡Voto al diablo!- me dijo con cara tan infame como desencajada.

Pero allí seguía mi daga, escondida en mi vientre. Y de un salto, y de arriba abajo, me deshice de él matándole en el acto. Como un saco cayó su cuerpo sobre el grueso de cuerdas donde segundos antes dormía.

Y como si la suerte me acompañara, volvieron los vientos, se inflaron las velas y el timón, girando con fuerza, estranguló al timonel, roja su cara como un cuajo de sangre.

Justo el momento en el que el chlof de la cabeza del vigía caído desde lo alto sobre la crujía de babor, le rebotó hasta el fondo del mar… cuyo sonido me despertó nuevamente del sueño.

Ignoro qué había sucedido a bordo de aquel barco, ni qué era lo que yo allí hacía, pero lo cierto es que estaba solo en cubierta y con una daga al cinto. El viento arreciaba; unos pajarracos llamaron mi atención y a escasas millas divisé Maracaibo.

Acudí al timón y puse rumbo a la costa. Y fue entonces cuando por primera vez en mi vida, sentí la brisa de la libertad, fascinado en mis sueños.

(“Rumbo a Maracaibo” es un relato que ha participado en el 46º Proyecto Anthology. Tema: De barco y espada)

02 junio 2009

BAMBALINAS EN LA MONCLOA

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En su recurso ante la Audiencia Nacional por la imputación recibida de Manos Limpias, el juez Baltasar Garzón dice y asegura que se vio obligado judicialmente a comprobar el fallecimiento de Francisco Franco. Fue aquella una decisión que sorprendió a todos, dejándonos atónitos por tal ligereza y cuyo costo, además, sufragamos todos sin ningún tipo de necesidad.

Hasta en la Conchimbamba supieron de ello, hace ya muchos años.

Con seguridad el Juez Baltasar Garzón nos toma por tontos a todos los españoles, al igual que Zapatero, cuyas instrucciones ejecuta el juez sin ninguna dilación, ni tipo de decoro, en las horas más bajas y vergonzantes del poder judicial, cuyos sumarios llegan al periódico El País al igual que el maná bíblico lo hizo en el momento de necesidad

¿O es que no es el mismo Baltasar? ¿De qué juez estamos hablando?

De aquel que hace unos diez años no admitió en su mesa de trabajo una denuncia por los asesinatos de Paracuellos contra Santiago Carrillo, vivito y coleando él, al que se le acusaba de ser responsable de aquellos crímenes, y que el Juez Garzón, entonces, no quiso admitir a trámite alegando la no conveniencia en aras de una reconciliación nacional entonces consolidada, además de no ser posible llevar a cabo la querella en virtud de que ya habían sido amnistiados todos los delitos cometidos.

¿De qué Baltasar hablamos? ¿Era o no era el mismo Juez aquel de entonces, o éste de ahora? Indudablemente, el escenario ha cambiado y el actor principal también, ensayando éste en la Moncloa.

Más bien es cosa de chiste, que sea precisamente “Manos Limpias” quien se querelle contra Baltasar Garzón, personaje que por lo visto, además de sus manos limpias según él pregona, las tiene llenas, como sus bolsillos, de unas muy suculentas remuneraciones en tierras americanas por las que el Tribunal Supremo ha ordenado nuevamente al Consejo General del Poder Judicial que las investigue. Cantidades, que por las cifras que se han barajado, nada tienes que ver con cuatro supuestos trajes por un importe total de unos muy pocos miles de euros.

¡Ay Baltasar! quién te ha visto y quién te ve.

UN BINOMIO PERFECTO

Un binomio perfecto

Subí al bus urbano para un trayecto largo: el de unos cuarenta minutos más o menos, como es el que acostumbro hacer un par de días a la semana. En estos casos siempre lo hago con un libro en mis manos, que aparte de acortarme el viaje, me aprovecha para avanzar entre las páginas del que en la mesita de noche aguarda mi llegada.

Pero en esta ocasión cogí un libro de relatos cortos que recoge los diez mejores presentados a un Certamen de Narrativa Breve. Libro editado en buen papel cuché y de fácil lectura, gracias al tamaño de su letra que hace irrelevante el traqueteo del bus, siempre molesto para fijar los ojos en la letra de cualquier otro libro de líneas menos espaciadas que como es harto frecuente, suele suceder.

Enfrascado en su lectura, a la primera parada una joven ocupó el asiento a mi lado, por lo que me estreché en el mío. Pasaron unos minutos y recelé que de sus ojos salía una mirada hacia las páginas que mis manos sostenían. No reaccioné; o mejor dicho, seguí en mi lectura inclinando un poco el libro hacía mi diestra haciéndosela fácil en un alarde de gentileza que de inmediato intuí agradecía, pues siguió atenta a sus hojas, al tiempo que yo mismo entorpecía mi lectura ante la extraña sensación del sentir cómo aquella joven participaba de mi libro.

Retuve la página dándole tiempo a su lectura final, sin saber de su ritmo ni de la dirección de su mirada, que me hubiese alertado si estaba arriba de la hoja o ya en su parte final.

Lentamente, pasé a la siguiente y enderecé mi gafa, lo que aproveché para darme cuenta que aquel corto relato le había llamado la atención, pues fijada su mirada, continuaba en su lectura.

Me encontraba a gusto ante aquella experiencia para mi novedosa, por lo que tras un difícil esfuerzo volví a meterme de lleno en el libro, tal y como lo hacía mi vecina de asiento que con seguridad leía más rápido que yo.

Terminado uno de los cortos relatos, cerré unos minutos el libro, lo que aproveché para girar mi cabeza y descubrir en la joven su mirada al frente, seria y con cara de esfinge.

Volví a abrir el libro y “Un binomio perfecto” era el título del relato que encabezaba la página, lo que de inmediato me causó una cierta gracia y la duda razonable de si me volvería a acompañar interesada en su lectura. Duda, que tras ladear ligeramente mi libro hacia ella, resolví de inmediato al notar cómo su cabeza se giraba nuevamente hacia el papel cuché, tan grato a su interés.

Relato el del binomio que captó mi atención desde el principio, en el que un niño espera a que su madre salga del quirófano dónde la están operando. Fue en ese instante de la lectura cuando en un movimiento rápido, la joven se levantó, apretó el botón de stop a falta de escasos metros para la próxima parada, instante en el que abandonó el bus.

Lo que le privó del final de un relato que con seguridad le cautivaba. Y a mí de una decisión ya tomada: de comentarlo con ella a su final y de paso conocerla.